
Fuente: freedigitalphotos.net
A veces, los bebés y los niños pequeños no reaccionan como esperamos.
Esperamos que sean agradecidos cuando un niño les deja un juguete, que acepten nuestras peticiones que les pedimos con tan buenas palabras, y en definitiva, que se comporten como una persona adulta, consciente y con empatía. Pero a veces quieren romper el juguete que les han dejado, o se niegan a devolverlo.
Podremos entender muchas de estas situaciones si observamos todo lo que pasa, y no sólo esto, sino que además podremos evitar que vuelva a suceder. Sigue leyendo para saber cómo.
Una situación real con 2 interpretaciones.
Esta mañana, un niño de entre 2 y 3 años ha estado jugando con un camión de mi hijo.
Cuando queríamos irnos me he acercado a la madre, que estaba a su lado hablando por teléfono, y le he indicado con señas que queríamos coger el camión con el que jugaba su hijo porque nos íbamos.
La madre se ha agachado junto a su hijo, y mientras tenía el teléfono en su oreja, le ha pedido a su hijo varias cosas: que debía devolver el camión al niño que le había dejado (mi hijo), que ya hacía mucho rato que lo tenía, y que le dijera “gracias” por dejarle jugar con él (cuántas instrucciones seguidas para un niño de menos de 3 años…). Eso sí, su madre le ha dicho con muy buenas palabras.
Pero el niño no estaba conforme con lo que le pedía su madre. Se negaba a devolverlo, lo agarraba cada vez más fuerte, y empezaba a patalear al suelo diciendo que no, que no lo quería devolver.
La madre, en ese momento se ha despedido del interlocutor del teléfono, finalmente ha colgado y le ha vuelto a insistir a su hijo que debía devolver el camión y que le dijera gracias a mi hijo por haberle dejado.
En ese momento, su hijo le ha dicho que iba a romper el camión y entonces, para evitar esto, la madre ha cogido fuerte el camión y me lo ha dado.
Entonces su hijo se ha desesperado y se ha puesto a llorar mientras su madre lo cogía en brazos.
Me he sentido impotente por la desesperación del niño, pero lo único que he hecho (y que creo que podía hacer) ha sido mirar a la madre para «despedirme» con la mirada sin interferir más. Entonces, he cogido a mi hijo en brazos y nos hemos ido, mientras le explicaba a mi hijo de 21 meses que aquél niño estaba triste pero como estaba con su madre, ella le ayudaría a que se sintiera mejor.
Una posible interpretación rápida de lo sucedido.
Si alguien ve esta escena sin haberse fijado en lo que ha pasado antes, puede decir, convencido de su sentencia, que el niño es un desagradecido y un malcriado, y que debe aprender modales.
Mi interpretación, habiendo observado todo lo ocurrido.
Antes de todo esto, y mientras mi hijo estaba jugando subido en un coche de juguete, se ha acercado el niño. Después de estar un rato al lado y subiéndose al lateral del coche de juguete, pidiendo de subirse repetidamente, como mi marido y yo hemos observado que no había ningún adulto con él cerca, hemos intentado negociar la situación.
Le hemos dicho que nuestro hijo jugaba un ratito (para tener tiempo de hablar entonces con nuestro hijo), y luego lo subíamos a él.
Pero mientras le contábamos esto a nuestro hijo, se han venido 2 niños más de golpe alrededor del coche de juguete pidiendo que también se querían subir.
Entonces, cuando íbamos a sacar a mi hijo, creo que él se ha sentido como “amenazado” y se ha puesto muy nervioso, así que se ha negado a bajarse. Han pasado unos segundos así, mientras pedíamos a los otros niños que dejaran un poco de espacio para que pudiéramos calmar a mi hijo, y entonces parece que, como por arte de magia, se han alejado a otro juguete todos ellos, menos el niño que estaba primero y con el que habíamos negociado que luego se subía él.
Entonces, con más tranquilidad, mi hijo ha aceptado cambiar de juego, lo hemos bajado, y hemos subido al otro niño en el coche de juguete. Se ha estado un buen rato jugando arriba, y cuando ya se estaba bajando, como no llegaba al suelo y yo no sabía si sería capaz de bajarse sin problemas, lo he ayudado a bajarse.
En todo este rato, no hemos visto a ningún otro adulto hablando con el niño. Entonces, el niño se ha fijado en uno de los camiones de mi hijo, y mi hijo no ha tenido problema en dejarle uno mientras jugaba con el otro (la verdad es que aún no tiene el sentido de propiedad que a menudo imponemos los adultos).
El niño ha estado un buen rato jugando él solo con el camión, hasta que entonces he visto a una mujer aparecer a su lado (por fin), preguntándole de quién era ese camión. Entonces, le he indicado que era de mi hijo. Y su madre se ha quedado a su lado, sin interaccionar más con él, y al cabo de un rato se ha puesto a llamar con el móvil.
Después de un rato, ha sido cuando nosotros hemos decidido que debíamos irnos a comer a casa, y le hemos indicado a la madre que queríamos llevarnos el camión. Y allí ha sido cuando ha empezado la situación que he relatado al principio del artículo.
Habiendo observado toda la escena, he entendido lo que había pasado.

Un bebé posiblemente vinculado hacia una cosa (en el momento de la foto). Fuente freedigitalphotos.net
Los expertos nos dicen que los bebés y niños pequeños tienen la necesidad de vincularse, ya sea a una persona o a una cosa. Este concepto lo aprendí de Gordon Neufeld en su libro «Regreso al Vínculo Familiar» y de Mónica Salazar en su serie de charlas sobre vínculo que puedes ver en You Tube.
Lo natural es que se vinculen primero con la madre, el padre y la familia más cercana, pero si estas figuras no establecen y refuerzan este vínculo, el niño, necesitado de algún otro vínculo, lo busca con un juguete, la tele o el móvil del papá que tiene juegos.
En la situación detallada arriba, este niño estaba vinculado con el camión, no con su madre (hablo del vínculo existente en el momento que estábamos nosotros, no del vínculo más fuerte que tenga en su vida. No pretendo comentar nada más que lo que he visto). Y cuando su madre ha querido quitarle el camión (su vínculo), lo ha hecho sin intentar entrar en este vínculo para poder «sustituirlo» (si se puede decir así) antes de quitárselo.
Su madre, después de haber estado mucho rato sin interaccionar con su hijo mientras él jugaba con otros objetos (primero el coche en el que se había subido y después con el camión) directamente ha roto el vínculo que él tenía con el camión.
En aquél momento, el niño estaba apegado al camión, tal vez por falta de un vínculo más fuerte y emocionalmente más sano con su madre, y ha sido cuando ha explotado en llanto.
Cómo establecer y fortalecer el vínculo y evitar estas situaciones

Fuente: freedigitalphotos.net
La verdad es que cuando analizamos porqué un bebé o un niño pequeño reacciona de cierta forma, y revisamos como estaba establecido el vínculo, almenos en aquél momento, muchas veces podemos ver que estaba roto o vacío.
Si quieres aprender más sobre cómo establecer un vínculo familiar fuerte y estable con tu hijo, y así evitar o resolver la mayoría de los problemas con tu hijo, te recomiendo que accedas al curso que ha creado Mónica Salazar “Conéctate». Yo ya lo adquirí en su lanzamiento.
Mónica escribe en el blog FamiliaLibre.com, un blog de crianza y vida alternativa en familia que tiene más de 6 años en internet, y tiene experiencia como madre soltera de un niño de 8 años.
Sigo sus artículos desde hace ya tiempo, y estoy en sus 2 comunidades online (de negocios en internet para mamás y de crianza en familia) donde aporta un montón de su experiencia y apoyo personalizado, dando soluciones con sentido y que aportan verdaderos resultados (y te lo digo por experiencia).
Si observamos lo que pasa en cualquier situación con un niño que no reacciona como esperamos, podremos entender porque ha pasado y evitarlo la siguiente vez.
Puedes ver a continuación la enriquecedora charla que hizo Mónica Salazar sobre cómo educar con «Disciplina positiva: sin amenazas, premios ni castigos.» Y verás como todo se basa en crear y mantener un vínculo fuerte con tus hijos (o almenos este es el planteamiento de Mónica, el cual comparto):
Aquí abajo puedes dejar tu comentario.
Muchas gracias.